jueves, 18 de diciembre de 2014

La marginalidad del artista en el cuento “El alfarero” de Abraham Valdelomar






La marginalidad del artista en el cuento “El alfarero” de Abraham Valdelomar
-------------------------------------------------------------
La marginalidad del artista en el cuento “El alfarero” de Abraham Valdelomar
1.         Consideración teórica.
Antes de entrar al análisis del relato “El alfarero”[1] sobre la marginalidad del artista, recordemos que para  Eric Landowski existen cuatro estrategias que pueden distinguirse como actitudes y como modos de relación con respecto al gentleman: esnob, dandy, camaleón y oso. ¿En qué consiste cada categoría? El esnob ve en la silueta del gentleman el modelo a seguir, el dandy es un sujeto dispuesto a todo con tal de desmarcarse y disjuntarse de la sociedad. En cambio el camaleón, cuyo saber-hacer, con toda discreción, consiste en hacerse tomar por alguien que pertenece ya al mismo mundo aunque en realidad nunca se haya separado del universo —completamente distinto—del que proviene; el oso, ese solitario —ese loco o ese genio— a quien nadie, salvo él mismo, puede indicarles el camino a seguir. (Landowski, 2007: 54-55). Las cuatro estrategias del modo identitario mencionadas nos permitirán aproximarnos de una manera más acertada sobre la marginalidad del artista.

2.         Identificación temática y la significación del cuento.
El cuento “El alfarero” gira en torno la frustración del artista al no poder plasmar la vida misma en sus pinturas y a consecuencia de ello se convierte en un ser marginal. Si bien los personajes protagónicos son  el alfarero y el músico, la que configura la significación del cuento es el personaje Apumarcu (alfarero), quien es un sujeto que desea a un objeto inalcanzable: plasmar en la pintura la vida tal y cual es, quiere copiar los colores vivos e incluso dar vida a la naturaleza que simula en su arte por intermedio de la alfarería. Para lo cual, está en constante búsqueda de un color que le permita plasmar la vida tal cual es.
El sujeto (alfarero) anhela plasmar la vida en el arte de la alfarería de una manera real pero se frustra al no poder lograr. Por lo tanto el alfarero se convierte en la primera presencia, porque a partir de ella se organiza la significación del relato.  Si bien el narrador nos presenta la interacción del primer personaje con el hijo de un curaca, a quien intenta enseñar el arte de la alfarería, no quita la preponderancia del alfarero  a modo de primera presencia, de igual manera, el ingreso del músico (quien toca la antara) y su relación amical con él, no le resta valor. Además el segundo personaje importante (músico) del relato es un sujeto que no tiene un objeto de deseo, pero sí es un ser marginal, un oso que aísla en el río para tocar su antara por la tristeza que le inunda a consecuencia de la ausencia de su amada. El narrador no nos muestra si el músico anhela recuperar o no a su amada, solamente nos presenta su congoja, su pesar y su soledad a consecuencia de la ausencia de la amada. En cambio no ocurre lo mismo con el alfarero, quien es un sujeto que sí anhela o desea a un objeto: un color que ayude a representar la vida tal y cual es, en el arte de la alfarería. El deseo del sujeto por representar la naturaleza de una manera más fiel y real es concentrada e intensa, además llega a su máximo grado. De igual modo el sujeto (alfarero) presenta un estado de ánimo disfórico, se desespera, el color de su rostro cambia a cada instante y se empalidece en cada momento al no hallar el color exacto para plasmar su proyecto casi imposible. Por lo tanto la organización de la presencia quedaría de la siguiente manera:



El espacio donde el sujeto proyecta la mira al objeto de deseo es extensa o difusa, porque su deseo primeramente es hallar un color que brinde vida o copie la naturaleza real, para lo cual se halla sumergido en un espacio amplio: el bosque. Por lo tanto el campo de presencia es extenso, amplio o difuso, donde la relación del sujeto con el campo de presencia se da de una manera disímil, el sujeto se presenta como un ser perturbado por el deseo casi imposible con estados de ánimos disfóricos y desordenados frente al espacio-naturaleza armónico y ordenado.
El deseo del sujeto por hallar un color para plasmar en la alfarería la vida misma, llega a su máximo grado, el sujeto se desespera y se frustra en cada instante, por lo cual, la intensidad sensible se torna fuerte, igual ocurre con la extensidad: la mira puesta por el sujeto en el objeto de captación (Fontanille y Zilberberg, 2004: 122) es amplio, el sujeto busca a su objeto de deseo en un espacio extenso. Por lo tanto la intensidad es fuerte y la extensidad es difusa (amplia), una zona de intensidad y de extensión igualmente fuertes que si queremos hablar de acuerdo el estilo categorial pertenece a la serie (Fontanille, 2012: 35). En conclusión la intensidad y la extensidad, gráficamente, se definiría de la siguiente manera:



Cuando el sujeto (alfarero) intenta mezclar los colores que extrajo de la naturaleza la intensidad se presenta en menor grado, porque su estado de ánimo no varía mucho, se mantiene constante; en cambio cuando intenta buscar un color que le permita plasmar la vida tal y cual es, la intensidad se torna fuerte, porque hay desesperación y frustración al poder hallar ese color (objeto deseado). De igual modo cuando el sujeto se halla en su cabaña realizando las actividades de alfarería la extensidad es débil, a comparación del espacio de búsqueda de un determinado color, en cambio cuando el sujeto se halla en el bosque la extensidad es amplia.

3.         La marginalidad del artista y su paso por los modos de identidad
De las cuatro categorías la que mejor identifica a la marginalidad del artista en el relato que nos hemos propuesto a analizar es el oso, porque tanto el alfarero como el músico son seres marginales, genios locos e incomprendidos al que nadie les indica el camino a seguir, ellos eligen vivir al margen de la sociedad, en la soledad y entrega total al arte. El alfarero se aísla de la sociedad en su búsqueda de motivos y colores que le permitan plasmar en el arte al mundo tal y cual es, en cambio el músico se aísla a consecuencia de la pérdida de su amada.
Pero tanto el alfarero como el músico, antes de ser un artista marginal oso, pasan por otros modos de identidad. Por ejemplo el personaje Apumarcu (alfarero), en un primer momento es un dandy, porque está dispuesto a disjuntarse y desmarcarse de la sociedad para llevar a cabo su proyecto de búsqueda de un color que le permita plasmar en la alfarería la vida tal y cual es, luego pasa a ser un oso, pero no se queda solamente en este estado, sino también pasa a ser un camaleón al entrar en contacto con el músico en la soledad de la naturaleza. Es decir, esa locura de vivir en soledad y buscar los colores vivos para su arte, se rompe al hallarse con el músico, porque ambos llegan a establecer una amistad y se admiran uno y el otro.  El alfarero se somete al talento del músico Yactan-Nanay, y el músico se somete al talento del alfarero. Pero las transformaciones que se dan en el músico son distintas, en un principio es un oso, porque se aísla y se mantiene en soledad deleitando su música en la orilla de un río, es un genio al que nadie más que él mismo le indica el camino a seguir, hasta que el alfarero le interrumpe. Después del encuentro con el alfarero, el músico pasa al estado de camaleón, porque, «cuyo saber-hacer, con toda discreción, consiste en hacerse tomar por alguien que pertenece ya al mismo mundo[1] aunque en realidad nunca se haya separado del universo —completamente distinto—del que proviene» (Op. Cit.). El músico se siente encantando con la habilidad del alfarero, porque logra ver la réplica de la cabeza de su amada en unos trozos de barro, además él siente que solamente el alfarero le comprende su dolor y su soledad, es un artista que se siente atraído por el talento de otro artista, siente que el alfarero le completa el vacío que le causa la ausencia de su amada y además deja el lugar donde siempre delita su música para seguirle al alfarero, por ello es que se identifica con un camaleón. Si bien el músico abandona su lugar de permanencia en soledad en el río, al entrar en contacto con el alfarero, no se distancia de la naturaleza, ambos pertenecen al mismo espacio y mantienen algo en común: el amor por el arte. Pero al final del relato, con la muerte del alfarero, el músico se queda nuevamente en soledad, con lo cual vuelve a la identidad del oso. Por lo cual, la marginalidad del artista y su paso por los modos de identidad se da de la siguiente manera:





El alfarero pasa por tres modos identitarios: el primero (Dandy), cuando rompe la relación con la sociedad, a partir de los sucesos ocurridos con el hijo de un curaca, quien en su intento de aprender el arte de la alfarería confunde la estatua de barro con Supay (demonio). Cabe afirmar también que  el único intento del alfarero de ponerse en contacto con la sociedad es por intermedio del hijo del curaca, quien intenta aprender el buen oficio de la alfarería, pero fracasa, porque al entrar en uno de los espacios oscuros donde se halla la estatua de barro, el niño se confunde con el demonio, con el monstruo que supuestamente le jala de la mano.  A consecuencia de este incidente el alfarero Apumarcu decide cortar la relación con el pueblo y él mismo se provee de alimentos, se convierte en un dandy. Ese distanciamiento de la sociedad y la ruptura con el hijo de un curaca, le convierte en un dandy, al principio, para luego convertirse en un oso, «un genio loco y solitario» que busca un color con que pueda representar la vida tal y cual es. Pero después del encuentro con el músico en la orilla de un río, pasa a ser un camaleón, gracias a esa atracción, a ese lenguaje único que permite entenderse a ambos: el arte. La característica identitaria camaleón, comparten ambos personajes, porque tanto el alfarero y el músico se siente atraídos por el arte y se admiran mutuamente.
En cambio el músico pasa solamente por dos características identitarias: oso y camaleón, porque al principio lleva el rasgo identitario del oso, luego del camaleón y con la muerte de su amigo alfarero, nuevamente vuelve a la característica identitaria inicial: el oso. El músico es un sujeto que se aísla a consecuencia de la muerte de su amada, de lo cual, podemos concluir que la ausencia de amor conduce a dicho sujeto a desvincularse de la sociedad[1] y vivir en un espacio marginal y en soledad hasta hallarse con otro artista con quien sí llega a comunicarse. Esa vivencia en soledad y a modo de locura hace que el personaje al principio se identifique con el oso. Luego esa soledad se rompe con la interrupción del alfarero, cuando en silencio del atardecer y en la soledad deleitaba su música. Esa interrupción del alfarero es el inicio de la transformación identitaria del músico, porque deja de ser un oso y se convierte en un camaleón, porque cuyo saber-hacer (de la música) se hace tomar por otro (alfarero) por alguien que pertenece ya al mismo mundo (del arte). El músico se hace amigo del alfarero y le sigue a su cabaña, ambos comparten ese amor por el arte y se admiran uno y el otro, por lo cual, ambos comparten la misma característica identitaria de camaleón. Ambos personajes son seres marginales, artistas que se aíslan de la sociedad, incluso afirman no tener ayllu, el único sentido que le da a la existencia de estos dos personajes es el arte. Si bien el alfarero está vinculado al arte del barro, el músico está vinculado al manejo del instrumento, ambos personajes son seres excepcionales que se admiran el uno y el otro; por ello desde ese encuentro y entendimiento amical, ambos comparten el mismo rasgo identitario hasta que el alfarero toma la fatal decisión de cortarse el puño para experimentar y completar el color que tanto busca, hasta perder la vida y dejar plasmado su propia vida en el barro. Al final del relato el músico se queda nuevamente solo, en abandono, y bañado por la tristeza, convertido nuevamente en un oso solitario, «siguió tocando hasta que la noche cayó, como una sola sombra inerte sobre el mundo silencioso» (Valdelomar, 2009: 221).
4.         Conclusiones finales:
a.       La frustración del artista, al no poder plasmar la vida misma en la alfarería, conduce a la soledad y en lo convierte en un ser marginal.
b.      En cuanto la significación, el alfarero se evidencia como la primera presencia, porque a partir de ella se organiza el aspecto semiótico del relato, donde la intensidad y la extensidad son igualmente fuertes, lo cual hace que la zona de correlación sea conversa. En cambio el músico, otro personaje importante, no tiene un objeto de deseo definido.
c.       En cuanto el aspecto identitario, el alfarero pasa por tres etapas: dandy, oso y camaleón. En cambio el músico pasa solamente por dos: oso y camaleón, pero sufre tres cambios identitarios, primero se identifica con el oso, luego con el camaleón y con la muerte del alfarero vuelve nuevamente a la identidad de oso.
5.         Bibliografía.
FONTANILLE, J. y Claude ZILBERBERG.
2004    Tensión y significación. Lima: Universidad de Lima / FCE.

FONTANILLE, Jacques.
2012    Semiótica y Literatura. Ensayos de método. Lima: Universidad de Lima.

LANDOWSKI, Eric.
2007    Presencias del otro. Lima: Universidad de Lima.

VALDELOMAR, Abraham.
2009    Cuentos completos. Lima: S.C.G. (Versión online en: https://es.scribd.com/doc/17231551/Abraham-Valdelomar-Cuentos-completos).



[1] Esto nos permitiría afirmar que al inicio el músico es un dandy, pero en el relato no hay suficientes descripciones que nos permita afirmar ello. Pero sí las dos características identirarias oso y camaleón están presentes en el personaje músico, de una manera clara. 



[1] Por ejemplo el músico al establecer una amistad con el alfarero (Apumarcu) entra a un mismo mundo, a un mundo que ya conoce: ambos son artistas y pertenecen al mismo mundo. Por lo tanto se caracteriza como el camaleón (Landowski, 2007: 55).




[1] El cuento que se ha escogido para el presente trabajo pertenece a los Los hijos del sol (Intipa-Churincuna). (Valdelomar, 2009: 217-221)  Dsiponible en: https://es.scribd.com/doc/17231551/Abraham-Valdelomar-Cuentos-Completos.

7 comentarios: